Friday 27 April 2012

CMX- Crisis Management Exerecise (Ejercicios de Gestion de Crisis)

“Los asesinatos en Madrid nos recuerdan que el mundo civilizado está en guerra”"
George W. Bush (Washington, 19-03-2004)
“Los servicios secretos anglosajones -británicos y estadounidenses- organizan la mayoría de los atentados terroristas atribuidos a Al Qaeda, con el fin de servir a los designios bélicos de sus países”
David Shayler, ex agente británico del MI5 (Bruselas, 19-11-2005)
Cuando algunas personas que participamos en diferentes movimientos sociales decidimos a principios del presente año formar el colectivo Dek Unu, nos marcamos como principal línea de trabajo la difusión de la que a nuestro juicio es la única versión que puede explicar los atentados del o­nce de marzo de 2004 con coherencia. Cada día que pasa es más firme nuestro convencimiento de que tanto la masacre de Madrid como la de Londres fueron perpetradas por servicios clandestinos vinculados a los impulsores del “nuevo orden mundial”, y su objetivo principal fue impulsar la estrategia internacional de la “guerra contra el terror”. En consecuencia, reivindicamos hoy más que nunca la inocencia de todos los procesados en el caso (personas que fueron detenidas y encarceladas porque las autoridades necesitaban urgentemente chivos expiatorios) y también la de aquellas personas a las que se hizo desaparecer para construir precipitadamente una delirante versión oficial.
Así, y con el fin de transmitir los fundamentos básicos en los que nos apoyábamos para realizar estas afirmaciones, en marzo de este año hicimos público el artículo “11-M: todos están mintiendo”. Sabemos que personas de diferentes sensibilidades están trabajando en una dirección semejante, y nos congratula sentir que poco a poco somos cada vez más los que estamos dispuestos a denunciar racionalmente la impunidad de los asesinos y la formidable farsa construida para encubrirlos. Pero tampoco olvidamos que en este momento son mucho más poderosos los sectores que siguen intentando lanzar cortinas de humo de todos los colores: los ámbitos más próximos al PSOE y la extrema derecha política y mediática siguen enfrascados en una reyerta, a cuenta del 11-M, cuya principal víctima es la verdad.
A los pocos días de la masacre, el periódico berlinés Junge Welt, descartando a ETA y a integristas islámicos, apuntó a la “estrategia de la tensión” conocida ya en Italia en los años 60 y 70 como principal referencia para desvelar la autoría del 11-M. Y lo cierto es que pronto se pudo detectar la falsedad de las únicas explicaciones que lograron eco mediático en el Estado español: la solidez de la versión policial y judicial se asemejaba a la de un castillo de naipes sobre el que nadie parecía atreverse a soplar, mientras que las teorías “conspiracionistas” de diferentes sectores ultraconservadores sólo pretendían utilizar algunas clamorosas contradicciones de la primera para zarandear al gobierno del PSOE. Los hechos y el tiempo transcurrido están dejando claro que ni unos ni otros querían ni quieren conocer la verdad, entre otras cosas porque en ambos partidos hay personas que gracias a su autoridad y a sus responsabilidades pasadas o presentes conocen bien lo que pasó y por tanto harán siempre todo lo posible para que nada salga a la luz. Precisamente por eso, la pelea por la verdad necesita también aquí un esfuerzo sostenido: todos los grupos y personas que crean que es posible arrojar más luz sobre estas y otras muchas masacres deben ser conscientes de que su labor es a largo plazo y que no es suficiente una denuncia puntual. Por nuestra parte, y aun sabiendo que no es cómodo ir a contracorriente, hemos decidido seguir trabajando con nuestros escasos medios hasta que la mayor parte de la opinión pública vea con claridad que la policía, el sistema judicial, los dos partidos políticos mayoritarios y sus diferentes medios de propaganda han estado engañándoles de la manera más vil que puedan imaginar. Lo debemos hacer principalmente por dignidad, por respeto a todas las personas y pueblos víctimas de esta barbarie, y también porque se trata de una cuestión cuyo esclarecimiento, además de ser necesario y posible, puede dar un nuevo cariz a la lucha antiimperialista en todo el mundo.
En este artículo vamos a hablar de la infraestructura especial que la OTAN y la CIA habían puesto en marcha en el Estado español antes de la ejecución del 11-M (para otro tipo de cuestiones más generales, remitimos al lector a nuestro anterior artículo). Citamos datos que se conocen y han sido objeto de discusión en ámbitos reducidos pero, aprovechando el próximo aniversario de la masacre de Londres, hemos creído necesario seguir difundiéndolos y en todo caso recordarlos para evitar que el paso del tiempo y el torbellino que rodea al 11-M sumerjan en tinieblas las claves de los atentados.
El “simulacro” de Londres
Los miles de atentados efectuados y reivindicados en Europa en las últimas décadas por decenas de organizaciones de los más variados orígenes e ideologías tienen pocos rasgos en común, pero de todos ellos puede decirse una cosa: no hay constancia de que ninguno fuera realizado en el marco de un ejercicio antiterrorista. Este dato no es aplicable a dos acciones de características muy peculiares que fueron ejecutadas al mismo tiempo que se desarrollaban sendos operativos antiterroristas de gestión de crisis en el lugar o ciudad de los hechos. Estas acciones -dos matanzas de civiles- no han sido reivindicadas por sus autores, pese a todo lo que se ha dicho. Se trata de los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004 y de Londres el 7 de julio de 2005. Lo ocurrido nos alerta sobre la posibilidad de que en ambos casos los ejercicios pudieron haber servido de cobertura para el asesinato de decenas de personas.
Como ya es conocido por cualquiera que haya seguido las circunstancias de la matanza de Londres, aquella mañana de julio una empresa de consultoría en gestión de crisis estaba realizando en la capital británica un ejercicio antiterrorista. La empresa se llama Visor Consultants y según su director, Peter Power, se trataba de un trabajo solicitado por otra entidad –que no identificó- relacionada con el transporte londinense. El ejercicio se basaba en el supuesto de que varias bombas explotaban simultáneamente en varias estaciones del metro de Londres. El ensayo se desarrolló exactamente en las mismas estaciones y a la misma hora en que explotaron las bombas que provocaron la matanza. Así lo reconoció Power públicamente, pero la conclusión que quiso transmitir fue que todo se trató de una simple casualidad.
El director de Visor Consultants no es un simple empresario. Se trata de un oficial de policía antiterrorista retirado que sigue vinculado a Scotland Yard. Las personas que dirigen el transporte de Londres también poseen rasgos peculiares: el principal responsable, el estadounidense Bob Kiley, pertenece al influyente Consejo de Relaciones Exteriores y en su día trabajó para la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Es difícil creer que pueda existir un solo ser humano que asuma sin pestañear la existencia de tal “casualidad”, pero el hecho es que aún son mayoría las personas que han decidido mirar hacia otro lado para no enfrentarse a un escenario que les resultaría insoportable: la realidad de que la matanza del metro habría sido una operación militar clandestina ejecutada para adjudicársela al “terrorismo internacional”. Para más información recomendamos la consulta de la página web de un colectivo ciudadano que impulsa en el Reino Unido una investigación popular de lo acaecido aquel día: www.julyseventh.co.uk
Ejercicios de Gestión de Crisis de la OTAN
Pero no es un hecho tan conocido que en la matanza de Madrid en marzo de 2004 ocurrió algo similar. Efectivamente, la “casualidad” quiso que las explosiones se produjeran muy poco después de que oficialmente finalizara en Madrid otro ejercicio de gestión de crisis de carácter antiterrorista. De hecho, todo indica que el 11-M fue el colofón de aquel ensayo.
El nombre oficial del ejercicio fue CMX 04. CMX son las siglas de Crisis Management Exercise y son ejercicios organizados todos los años por la OTAN en los que participan plenamente sus países miembros. Su existencia es pública y conocida desde hace mucho tiempo y en ellos interviene personal de la OTAN en las capitales de cada país, en los cuarteles de la Organización y en los comandos de la OTAN para Europa y el Atlántico. Además, en el CMX 04 también participó la Unidad de Planificación de Operaciones de la OSCE, organización “asociada” a la OTAN. Las crisis ficticias en las que se basan los ejercicios son de diverso índole: en 1998 el escenario principal fue que la OTAN debía realizar preparativos para poner en marcha una operación de paz bajo el mandato de la o­nU. En 2002 el escenario fue un supuesto enfrentamiento militar entre una nación ficticia de Oriente Medio y Turquía, conflicto que provocaba diversos atentados terroristas en algunos países europeos. Este ejercicio de 2002, en el que la dimensión terrorista tenía una importancia central, es en cierto sentido el más próximo al CMX 04, ya que en 2003 el ejercicio fue conjunto entre la OTAN y la UE -CMX/CME 03- y su escenario no estaba relacionado con el terrorismo internacional.
La OTAN tiene un extenso y complejo organigrama. Uno de sus principales organismos es la División de Asuntos Políticos. Esta División está integrada por una Dirección Política y una Dirección Económica. A su vez, la Dirección Política tiene siete secciones y una de ellas es la Sección de Seguridad Cooperativa y Gestión Política de las Crisis. Esta es la sección responsable de los aspectos políticos de la planificación de los Ejercicios de Gestión de Crisis (CMX). Paralelamente, en el ámbito más propiamente militar la Organización tiene una División de Planes de Defensa y Operaciones: la Sección de Operaciones de esta División tiene entre otras funciones la preparación de este ejercicio anual. Es decir, los CMX están planificados y dirigidos tanto en el aspecto político como en el militar por los principales organismos operativos de la OTAN, con la participación de sus Comandantes Estratégicos y bajo la supervisión de su Secretario General.
El CMX en el Estado español
Harían falta muchas páginas para analizar las funciones desarrolladas por la OTAN desde la firma del Tratado del Atlántico Norte en Washington en 1949; este es un análisis que no podemos realizar aquí. Sí recordaremos que el Estado español se unió a esta Alianza en 1982, pero se mantuvo fuera de la estructura militar integrada de la Organización conforme a los resultados del referéndum de 1986. Sin embargo, en 1987 el gobierno del PSOE reanuda las negociaciones con la OTAN sobre el futuro papel del ejército español en ella. Cinco años más tarde se firma en Nápoles un acuerdo de coordinación entre la OTAN y España sobre defensa aérea, y en la Cumbre de Madrid de 1997 el gobierno del PP anuncia su disposición a participar plenamente en la nueva estructura de mando de la Organización, tras haber aprobado el nuevo Parlamento la participación de España en la estructura militar. Por tanto, gracias al PSOE y al PP, el Estado español se encuentra desde entonces plenamente integrado en todas las estructuras de la OTAN.
En 1998 el Grupo Socialista del Congreso preguntó al Gobierno del PP acerca de los ejercicios de gestión de crisis realizados por Defensa durante 1997. El gobierno respondió que en febrero de ese año España había participado en el CMX 97, que había sido dirigido a nivel nacional por el Estado Mayor de la Defensa. Además, participaron otros organismos de la Administración: Presidencia del Gobierno, Ministerio de la Presidencia y Ministerio del Interior, entre otros. Estas son las principales entidades que han participado a nivel estatal en los CMX hasta hoy, pero ni entonces ni ahora se ha dado la identidad de los organismos, unidades o agentes foráneos que han participado sobre el terreno en los diferentes CMX.
El 1 de marzo de 2004, y tan sólo unos días después de la visita del secretario general de la OTAN al Estado español, esta organización publicó su nota de prensa 022. En ella anunciaba que la OTAN iba a realizar su ejercicio anual de gestión de crisis CMX del 4 al 10 de marzo de 2004. Según rezaba la nota, el escenario iba a ser hipotético y en él iba a participar “personal civil y militar en las capitales nacionales, en el cuartel general de la OTAN y en ambos Comandos Estratégicos”. Tal como se dijo después, el ejercicio, desarrollado en las capitales de los Estados miembros de la OTAN, estuvo centrado en “amenazas cruciales para el futuro de la OTAN”. En el centro del escenario diversos ataques terroristas sacudían a varios países de la Organización.
Los ejercicios CMX están clasificados y por tanto la información oficial que se da sobre ellos es muy escueta, pero según la versión que la OTAN dio tras la finalización del CMX 04, el primer ataque en ese escenario era contra una planta química cercana a la ciudad holandesa de Maastricht. En el guión del ejercicio la prensa apuntaba a la rama saudí de “Al Qaeda” (también el auto judicial del 11-M habla repetidamente de “Al Qaeda” a pesar de que responsables policiales desmintieron en la Comisión de Investigación del Congreso la autoría de esa supuesta organización), y posteriormente se producían más ataques terroristas en otros países que causaban la muerte de cientos de civiles. La OTAN no señala cuántos y cuáles eran los países en los que ocurrían las masacres en ese escenario hipotético, pero sí dice que entre ellos estaban Grecia y Canadá. La nota de la OTAN de abril de 2004 señala que “el ejercicio fue configurado para probar los procedimientos de gestión de crisis, incluyendo la cooperación civil y militar, de cara a mejorar la capacidad de la Alianza para gestionar tales crisis”. Y añade: “Las atrocidades terroristas de Madrid, que ocurrieron el día después de acabar el CMX 04, fueron un mortífero recuerdo de cómo podría ocurrir un escenario similar en el presente clima de seguridad”.
Como hemos dicho, en la parte del CMX 04 que se efectuó en Madrid, y tal como es habitual en este tipo de ejercicios, participaron de alguna forma diferentes órganos de la Administración española. Pero no olvidemos que el ejercicio es de la OTAN, y dada la precipitación con la que actuó el gobierno español en las horas posteriores a los atentados, puede darse por hecho que la administración española no ejercía control sobre todos los integrantes del operativo de la capital.
Por otra parte, debemos recordar que a finales de febrero y durante los primeros días de marzo de 2004 había un impresionante despliegue antiterrorista en Madrid y en todo el territorio estatal. Miles de agentes habían sido movilizados por el Ministerio del Interior supuestamente para evitar la comisión de un atentado en plena campaña electoral, y este despliegue no fue pasado por alto por muchos observadores. Se hablaba del peligro de ETA (que llevaba casi 10 meses sin realizar ningún atentado mortal), pero en la Comisión de Investigación del Congreso se hizo público que desde hacía unos meses algunos servicios secretos extranjeros habían hecho advertencias generales a sus homólogos españoles acerca de la posibilidad de que se produjera un grave atentado “islamista”. Alguien estaba preparando el terreno para lo que iba a llegar, y el gobierno español, que no las tenía todas consigo, anunció –y así salió publicado en prensa unos días antes del 11-M- que las estaciones de ferrocarril y los trenes iban a ser objeto de una especial vigilancia.
Es decir, al mismo tiempo que se producía esta espectacular movilización de recursos antiterroristas, del 4 al 10 de marzo se llevó a cabo en Madrid y en otras “capitales nacionales” de la OTAN el Ejercicio de Gestión de Crisis 04. Consideramos que ya no es una conjetura sin fundamento decir que el atentado llevaba meses preparándose, que durante los días previos (precisamente coincidiendo con la realización del ejercicio) se ataron los últimos cabos sobre el terreno, y que en algún momento entre el 10 y el 11 de marzo, personas no identificadas evitaron los dispositivos antiterroristas reales y accedieron sin contratiempos a los trenes de cercanías para colocar en ellos varias cargas de alto poder explosivo. A las pocas horas, la activación de esas cargas provocó la masacre que todos conocemos. Los Ministerios de Defensa e Interior españoles, implicados en la gestión local del CMX, si bien permanecían confusos, tuvieron pronto cierta información sobre qué o quién pudo estar merodeando por aquella zona. Y así fue como más tarde, sabiendo que los criminales jamás reconocerían su autoría y que tampoco se les podía acusar, tuvieron que comenzar las labores de creación de una versión oficial “aceptable”. De todas formas, si alguien quiere seguir creyendo que los autores de una de las mayores y más complejas atrocidades ocurridas en la historia de Europa eran vendedores de móviles, antiguos traficantes de drogas y mineros asturianos que ni siquiera intentaron huir, no le negaremos su derecho a seguir engañándose. Por nuestra parte preferimos seguir el camino que señalan los hechos y el sentido común.
Eric R. Terzuolo, en su informe “Alianza Regional, amenaza global: la OTAN y las amas de destrucción masiva, 1994-2004″, comentó que resultaba “irónico” que los ataques hubieran tenido lugar sólo un día después de la finalización del ejercicio, teniendo en cuenta que la planificación de éste había empezado hacía más de un año. Terzuolo sabe, sin embargo, que la ironía sólo está en sus palabras.
Finaliza el ejercicio: misión cumplida
Las primeras informaciones procedentes de los equipos TEDAX españoles decían que las bombas habían sido depositadas en la parte inferior de los trenes y en los raíles. Algo más tarde, las mismas fuentes señalaron que todas los artefactos estaban en los trenes, y pocas horas después comenzaron a afirmar que habían sido depositados por terroristas que habían subido y bajado de los trenes. A pesar de que no podían tener ningún indicio que apoyara esta versión (ninguna cámara de vigilancia filmó a los asesinos en ningún momento, nadie aludió en aquel momento a la existencia de “testigos” y no se habían encontrado vehículos usados para la huida), los TEDAX se vieron obligados a cambiar de opinión porque la policía ya intuía qué había pasado, y si mantenían que las bombas ya estaban en los trenes cuando éstos se pusieron en marcha, el paso siguiente era preguntar quiénes y cómo habían sorteado la vigilancia del único lugar en el que la colocación de las bombas había sido posible: las cocheras. Incluso el sonrojante auto judicial de los atentados, cuando habla de las estaciones en las que según la versión oficial habrían subido los terroristas, reconoce lo siguiente: “en todos los casos (salvo Vicálvaro), el acceso al andén quedaba lejos del primer vagón, en el que al menos en dos ocasiones se colocaron artefactos (Atocha y C/ Téllez)”.
Además, nadie ha desmentido la veracidad de las declaraciones atribuidas al jefe del grupo de desactivación de explosivos de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, José María Cáceres: “el tipo de explosivo utilizado en el atentado fue militar y potente como el C-3 o el C-4″. Y es que las explosiones hicieron unos agujeros limpios y provocaron humo pero no fuego; no hay que olvidar el carácter ignífugo del material de los vagones, pero las deflagraciones parecen ser típicas del explosivo militar.
Resumiendo: la masacre ocurrió en la que en aquellos días era posiblemente la capital de Estado más vigilada del planeta y, pese a todo, los asesinos actuaron con total impunidad entre otras cosas porque la realización del ejercicio de “simulación” y el despliegue de diferentes efectivos probablemente les facilitaba la cobertura y los pretextos necesarios para moverse cómodamente y con la seguridad de que no iban a ser interceptados.
¿Qué papel tuvo la Agencia Central de Inteligencia?
Si bien todo indica que los asesinos utilizaron la cobertura del ejercicio CMX 04, queda por confirmar si pertenecían a una unidad de la OTAN (¿sigue operativa la red “stay behind”?), a los “grupos de tarea” clandestinos del Departamento de Apoyo Estratégico estadounidense, a la Agencia Central de Inteligencia o a un servicio especial de un país aliado. Teóricamente, las tareas de espionaje y otro tipo de acciones encubiertas en el extranjero corresponden exclusivamente a la CIA, pero en Italia ya se conoce la vinculación directa de la OTAN con algunas de las masacres de los años 70 y 80 y también sabemos que comandos militares adscritos al Departamento de Apoyo Estratégico han actuado en países como Argelia, Iraq o Afganistán. En cualquier caso, se sabe que la transmisión de información entre estos y otros organismos es frecuente, y más en el caso de operativos estratégicos de primer orden. Como es natural, las organizaciones citadas conocen de antemano la realización del CMX.
Lo que sí sabemos con certeza es que la masacre de Madrid se produjo en un momento en que la CIA mantenía una intensísima actividad en toda Europa y especialmente en el Estado español. No en vano, el Convenio de Defensa bilateral suscrito entre el Estado español y los Estados Unidos -modificado en 2002 por el gobierno del PP- permitía que los servicios de espionaje y las unidades militares norteamericanas pudiesen operar con total impunidad en territorio español, sin delimitar su actividad en términos legales. Así, la actividad de los vuelos de la Agencia se encontraba en su punto más alto antes del 11-M. Según el registro de la organización europea de control aéreo Eurocontrol, hubo al menos 69 escalas de aviones de la CIA en territorio del Estado español entre 2001 y 2005. Cerca del 40% de las escalas se produjo en un solo año: 2004. Según la lista elaborada por el ponente de la comisión temporal de la Eurocámara que investiga las actividades de la CIA, fueron al menos 125 los vuelos gestionados directa o indirectamente por la CIA que hicieron escala en 10 aeropuertos españoles (entre ellos el de Madrid) durante esos años.
La principal base de operaciones era Palma de Mallorca. “Era el lugar donde los equipos [de la CIA], muy bien entrenados, y siempre de manera sistemática, iban a preparar sus misiones y descansaban después de realizarlas”, ha dicho Dick Marty, investigador del Consejo de Europa. Informes de la Guardia Civil admiten que la mayoría de los miembros de las tripulaciones gozaba de pasaporte diplomático. El dato más inquietante es que del aeropuerto de esta ciudad salió un avión de la Agencia tan sólo unas horas después de la masacre de Madrid. Ese avión había llegado el 9 de marzo desde Libia, y partió tres días más tarde hacia Iraq (su destino aparente iba a ser Suecia y se suponía que su fecha de partida iba a ser posterior). ¿Por qué la CIA hizo salir inmediatamente a sus agentes e instrumentos de espionaje en lugar de dedicarlos a analizar la confusa masacre que acababa de suceder en la capital del país donde se encontraban? ¿Y quién puede asegurar que la única misión de estos vuelos era el secuestro y transporte de personas? Que nadie espere que la respuesta llegue de la mano de las autoridades españolas, que cuando no reaccionan con evasivas dicen con descaro que desconocían la existencia de los vuelos.
Pero además de los vuelos y de las estancias, la Agencia, a través de su oficina permanente en Madrid, había conseguido desarrollar y coordinar una extensa red de “Centros de Inteligencia Contraterroristas” (CTIC), más conocidos como “pisos escucha”. Estos centros se encuentran tanto en los archipiélagos canario y balear como en la península, y su principal misión es la captación de cualquier comunicación que puedan considerar de interés. El gobierno español actual no ha negado su existencia, pero se ha negado a proporcionar más información y respondió con evasivas a las preguntas que al respecto le realizó un diputado de IU. Si a la oportunidad proporcionada por el CMX y a todos estos recursos les añadimos el tradicional uso de satélites y diversos sistemas de telecomunicaciones, y si ante todo tenemos presente que tanto la OTAN como la CIA tenían vía libre para actuar como y donde quisieran, no es necesario concluir que la compleja operación del 11 de marzo de 2004 debía realizarse sin contratiempos, como así fue.
Continúa la sumisión
En 2007 el Estado español cumplirá 25 años como miembro de la OTAN, y en febrero de ese año Sevilla acogerá una cumbre informal de la Organización. Los sectores populares responderán y se harán oir, pero en las instituciones seguirá imperando la ley del silencio; en los ámbitos oficiales y parlamentarios la participación en los organismos imperiales nunca será cuestionada y, por ejemplo, a fecha de hoy nadie ha solicitado información o la desclasificación de documentos acerca del ejercicio CMX 04 al Gobierno, a los antiguos ministros del PP, o al Representante Permanente ante el Consejo Atlántico. Ni siquiera se ha preguntado si durante ese ejercicio se efectuó en Madrid una de las simulaciones de atentado que se hicieron en Europa.
Es frecuente escuchar la siguiente objeción a lo que estamos planteando: ¿por qué el Imperio iba a realizar un atentado que al fin y al cabo le hizo “perder” a uno de sus aliados? Este es el principal aspecto que despista a algunas personas. Y una y otra vez responderemos de la misma forma: por un lado, el objetivo principal de la masacre no era ni podía ser la caída del PP. Antes al contrario, y utilizando un símil futbolístico, el PP dispuso de una clara ocasión de gol y lo que hizo fue dudar, recular, y acabó por introducir el balón en su propia puerta. El objetivo principal, como hemos dicho, era dar alas a una estrategia “contra el terror” que ya llevaba demasiado tiempo apoyándose sólo en el 11-S. Y este objetivo se ha cumplido. Pero es que, por otro lado, produce vergüenza ajena escuchar que EEUU ha perdió un “aliado” tras la llegada del PSOE al gobierno español. Para todas y todos debería estar muy claro que la relación de vasallaje continúa: las escalas de aviones de la CIA son sólo un ejemplo, pero hay muchos más, porque la retirada de las tropas españolas fue sólo un gesto de cara a la galería que oculta que España ha seguido apoyando a EEUU en Iraq (y en Afganistán, en Haití, etc.) también a nivel militar. El Cuartel General de la Armada española ha tenido que reconocer que el buque más moderno de su flota realizó en 2005 funciones de “apoyo aéreo y marítimo” a las tropas invasoras de Iraq. El gobierno actual también sigue cediendo las bases militares para que los aviones estadounidenses reposten antes de bombardear en Iraq o Afganistán. Para qué seguir… EEUU sabía y sabe que el sistema bipartidista imperante en el Estado español no va a perjudicar la gestión de sus intereses en ningún momento.
No hay que engañarse: los partidos, medios y organizaciones vinculadas de alguna manera a la estabilidad del sistema no van a mover un solo dedo para impulsar y comunicar a la población los resultados de una verdadera investigación. La obediencia y sometimiento a los “aliados” es una cuestión vital para el Estado y sus instituciones, pero no somos pocas las personas que, lejos de tener miedo, seguiremos diciendo que el “nuevo orden”, ese “nuevo traje del emperador”, no puede ocultar su patética y criminal desnudez.
3 de julio de 2006

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